CHINA SEDUCE A GOLPE DE TALONARIO A LAS ÉLITES DE
AMÉRICA LATINA.
El
gigante asiático inyecta capital en unos medios en crisis y atrae a políticos,
intelectuales y periodistas.
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Sobre un cimiento
de inversiones, préstamos y proyectos de infraestructura
consolidado durante la última década y media, China despliega ahora en América Latina una política destinada a ganar
influencia política y afianzar su presencia en la región. La
estrategia es novedosa porque apunta hacia ámbitos menos convencionales que el
económico, donde, por los incentivos que ofrece China, parte casi siempre con ventaja. El rastro de la nueva
política es ya perfectamente visible, ya que Pekín está vinculándose activamente con el mundo académico, los
medios de comunicación, el mundo de la cultura y la clase política en buena
parte de los países del continente.
Pekín
pretende con esta estrategia corregir las, según él, percepciones negativas que
se derivan de su meteórico ascenso global.
El modelo se centra, por un lado, en la Cooperación transversal entre Universidades, Think tanks, medios de
comunicación, partidos políticos e instituciones diversas a ambos lados del
Pacífico; y, por otro, en la promoción
de la cultura china y en los programas de intercambio con influyentes
figuras latinoamericanas, una variante diplomática
que Pekín considera inofensiva, pero que sus críticos ven como una perversa
captación de las élites locales con el objetivo de ganar su voluntad y afecto.
Pese a que la persuasión y el estrechar lazos institucionales son práctica
habitual entre países, la versión china de lo que el académico estadounidense Joseph Nye llamó “poder
blando” levanta continuas suspicacias.
En el
ámbito periodístico, China ha cerrado en los últimos dos años acuerdos de
colaboración y coproducción con diversos grupos mediáticos públicos y privados
de la región, tanto audiovisuales como escritos. Entre otros, la agencia china
Xinhua selló en Argentina alianzas con distintos grupos de
comunicación próximos al kirchnerismo, mientras el gigante televisivo China
Global Television Network (CGTN) hizo lo propio con Grupo América, la segunda
corporación argentina del sector. Una
alianza similar a la que CGTN tiene también en Venezuela con Telesur y en Perú
con IRTP, la corporación estatal de radio y televisión peruana.
Pekín enmarca
estos acuerdos en la retórica oficial del “conocimiento mutuo”, para lo
cual despliega recursos para financiar proyectos periodísticos conjuntos y
promover el intercambio de contenidos. Esta interpretación contrasta con
quienes alertan sobre su objetivo oculto: producir para los medios
latinoamericanos contenidos periodísticos y audiovisuales gratuitos que
muestran una imagen distorsionada, por amable, del régimen chino. Y no solo
eso: también sirven para tratar de neutralizar a los medios críticos con el
señuelo de la ganancia económica. En un contexto de crisis en los medios, el
capital chino es la llave maestra de su penetración mediática, como se vio en la cumbre de medios de China
y América Latina celebrada en Santiago de Chile a finales del 2016.
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